Cuando Chip Foose estuvo en Colombia (2011)

Chip Foose cuenta con la energía especial que solo tienen los hombres a los que la vida les ha sonreído al poder hacer lo que les gusta. Es un ser conocido en el apasionante mundo de los automóviles gracias a sus diseños, pero también posee un imán para atraer a la gente, con la que comparte sin restricciones ni antipatía, mostrando una virtud que escasea en la sociedad: la humildad.

Sonríe y firma autógrafos con naturalidad y no porque le toca, ni por lo que espera la marca, que por segunda vez lo trajo al país (3M), sino porque es algo que le nace, que le gusta y disfruta, pues como él dice: “Las personas son mi inspiración”.

Quizás la pregunta sobra, pero al verlo rodeado de tantos admiradores, surgió antes de dar comienzo a una conversación. ¿Se siente una persona famosa? Chip abre los ojos y esboza una leve sonrisa, segundos antes de responder: “No me siento diferente a este grupo de personas, pues para mí es un honor poder estar al lado de ellas. Lo único que yo hago es mi trabajo y me siento muy bien al hacerlo. No soy una estrella, soy el mismo joven y niño que ayudaba a su papá en el taller, pero que tuvo la suerte de conocer a las personas adecuadas, como un diseñador famoso que me llevó a los siete años al centro de diseño y arte. Me gustó y comencé a aprender y dibujar, pero al mismo tiempo hacía el trabajo de latonería y pintura en el taller”.

Entonces, ¿Chip Foose es un artista cuyo lienzo es el vehículo? “Sí, porque lo que yo hago es una especie de arte que se aplica a un carro real. La idea es lograr que mediante un dibujo se pueda expresar la inspiración en un carro y que las personas reconozcan quién lo hizo y quién lo arregló, como sucede con los grandes artistas”.

¿Y de dónde viene esa inspiración de la que usted habla? “Simplemente viene de las personas. Hablamos un poco y me cuentan sus ideas y lo que esperan del diseño. Esa es la base, además de tener en cuenta todo loque veo a mi alrededor”.

Por su conocimiento, sus afirmaciones cobran fuerza y por eso resultaba interesante conocer sus conceptos sobre los diseños en la industria automotriz, que para muchos han caído en lugares comunes. “Pienso que los estudiantes de diseño tratan de alejarse de esos lugares comunes, pero cuando se gradúan y entran a las empresas muchas veces no se les permite ingresar a la parte secreta, en la que se definen las cosas. Muchas veces la culpa no es del diseñador, sino de la gerencia del departamento de mercadeo, pues a veces ellos son los que dicen qué hay que diseñar, algo parecido a lo que ha tenido éxito en determinado mercado. Cuando se le permite al departamento de diseño trabajar sin dejarse influenciar, es cuando se ven las innovaciones, carros bonitos y elegantes”.

Palabras sabias de Chip, quien como era de esperarse, piensa que teniendo en cuenta lo anterior, el carro ideal “para mí sería el que yo diseñe completamente y no el de una marca. Si mi señora me permitiera utilizar el presupuesto, haría un auto parecido al Diusenberg de los años 20 y 30. Para este vehículo se compraba solo el chasis y el resto contaba por parte del diseñador. Me gustaría partir de cero, construyendo incluso el motor, la suspensión y el conjunto completo”.

Obviamente, en ese modelo, Chip Foose no dejaría de lado un aspecto tan importante como la conectividad, tan de moda en estos tiempos. “Estoy de acuerdo con las aplicaciones de entretenimiento y de sonido, pero siempre y cuando cumplan con esta función y estén dirigidas a los demás pasajeros, pero no al conductor, ni a su trabajo que es manejar. Si tuviera que diseñar una aplicación lo haría solo con comandos de voz y no con respuestas de imágenes. Cuando uno está manejando puede conversar, como lo hace con un copiloto. El resto solo funciona cuando el auto está apagado”.

Chip se despide, pues tiene que cumplir con compromisos de sus patrocinadores, entre ellos el de realizar el diseño que será subastado por 3M, que tiene como objetivo donar el dinero a Dividendo por Colombia, fundación que 3 M apoya desde 2009, buscando ayudar a niños y jóvenes en temas de educación. Y su toque personal de modificar una ‘Chiva’, ese particular vehículo que hace parte de la cultura colombiana. Una idea que contó con el concurso y energía de Julián Sánchez, un exitoso empresario (Incarpas) que lleva gasolina en sus venas, además de la sapiencia de Adelmo Suárez y Yuri Bustos (Galaxi Sound).

Antes de partir, y lo hace con honestidad y no por compromiso, habla de su visita al país: “Colombia es maravillosa, con gente muy amable y apasionada por los carros. A muchos norteamericanos, por lo que ven en las noticias, les da miedo venir acá, pero yo me siento muy bien y me gusta. Por eso volví”.

Por Juan Carlos Salgado Jaramillo

Fotos Gustavo Martínez

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