Rolls-Royce y los creadores de la marca

“Habiendo desempeñado un papel fundamental en los primeros éxitos de la marca, Eric Platford se ganó el derecho a ser reconocido entre sus contemporáneos más conocidos, como Claude Johnson y Ernest Hives. De hecho, gracias a su meticuloso trabajo de pruebas y a sus importantes éxitos en pruebas de larga distancia y en carreras de Gran Premio, nadie fuera de la cúpula de la empresa contribuyó más a asegurar su reputación como ‘el mejor auto del mundo’. Eric Platford también contribuyó decisivamente a la realización del primer vuelo transatlántico, propulsado por motores Rolls-Royce. Estos logros, junto con otros incontables, cimentaron su posición como figura crucial en la historia fundacional de Rolls-Royce”, Andrew Ball, Director de Relaciones Corporativas y Patrimonio, Rolls-Royce Motor Cars.
Eric Platford nació en Manchester el 25 de febrero de 1883, uno de cuatro hermanos. Aunque su padre murió poco más de un año después, Eric recibió una educación completa y dejó la escuela a los 17 años para trabajar como aprendiz en la General Electric Company. En 1900 se trasladó a una empresa de productos eléctricos similar, Royce Limited. Pasaría el resto de su vida laboral con su nuevo empleador.
En 1903, Henry Royce empezó a construir sus primeros coches y encargó a Platford que probara los motores. También enseñó a conducir a su protegido para que pudiera probar los chasis en carretera; una función que haría suya y en la que contribuyó enormemente al desarrollo de muchos de los primeros modelos de Rolls-Royce.
En la prueba de los Alpes de 1912, Rolls-Royce había sufrido una derrota insólita y, en opinión de CJ, desmesurada. Platford fue enviado a Austria para evaluar las condiciones y recomendar mejoras en el automóvil, para garantizar que no se repitiera esta humillación. Siguiendo su recomendación, el equipo de 1913, formado por cuatro Silver Ghost, fue equipado con una nueva caja de cambios de cuatro velocidades y sistemas de combustible y refrigeración modificados. Además de conducir uno de ellos, Platford supervisó los preparativos de los coches durante todo el evento. Los Silver Ghosts consiguieron los cuatro primeros puestos en la prueba automovilística más dura de Europa.
Este éxito se produjo tan sólo una semana después de que el propio Platford condujera uno de los dos Rolls-Royce participantes en la edición inaugural del Gran Premio de España. Al llegar a las últimas etapas, Platford había conseguido una ventaja considerable y parecía seguro que iba a ganar. Sin embargo, en un ejemplo temprano de las «órdenes de equipo» que todavía se ven en el automovilismo, se le ordenó que permitiera que su compañero de equipo -y recién nombrado agente de Rolls-Royce para España- Don Carlos de Salamanca, le adelantara. Platford obedeció y Don Carlos se llevó la bandera a cuadros en su carrera de casa; pero otro coche se coló entre ellos cuando Platford aminoró la marcha, haciéndole caer al tercer puesto.
Estas hazañas, junto con su lealtad y abnegación inquebrantables, le granjearon el respeto de toda la empresa y un reloj de bolsillo de oro de sus agradecidos jefes.
Durante la Primera Guerra Mundial, Platford se encargó de probar los motores aeronáuticos V12 Eagle de Rolls-Royce. Esta experiencia le llevaría quizás a su triunfo personal más duradero. En 1919, cuatro equipos se disponían a realizar los primeros vuelos a través del Atlántico, todos ellos con motores Royce. Sería la prueba definitiva de su diseño, así que Royce envió personalmente a Platford al punto de partida en St. John’s, Terranova y Labrador, para supervisar el montaje de dos motores Eagle en el Vickers Vimy pilotado por el capitán John Alcock DSO acompañado por el navegante teniente Arthur Whitten Brown.
Alrededor de las 13:45 horas del 14 de junio, Alcock y Brown despegaron y se dirigieron hacia el este. Tras un viaje plagado de dificultades, incluido un tiempo atroz y la pérdida de su radio, intercomunicador y calefacción, tocaron tierra en el condado de Galway, Irlanda, a las 8:40 de la mañana del día siguiente. Fueron aclamados como héroes, y a partir de entonces los motores Rolls-Royce también fueron conocidos como “los mejores del mundo”.
A bordo del avión había una carta dirigida a Claude Johnson desde Platford sobre su trabajo con los motores. Se trataría de la primera carta transatlántica por correo aéreo entregada por el Servicio Postal de EE.UU.; aún se conserva, junto con su sobre franqueado, en el archivo de la Sir Henry Royce Memorial Foundation. El propio Platford cruzaría el Atlántico en numerosas ocasiones en los años siguientes, para supervisar los procedimientos de prueba en la planta de fabricación de la empresa en Springfield, Massachusetts.
Durante los años veinte y los treinta, Platford estuvo a cargo de las pruebas y el control de calidad de la producción de automóviles y motores de aviación en la fábrica principal de Rolls-Royce en Derby. Como uno de los miembros más apreciados y de mayor confianza de la empresa, a menudo acompañaba a dignatarios visitantes, incluida la realeza de muchas naciones, en visitas guiadas por las instalaciones.
La relación entre Royce y Platford iba más allá de la confianza y se convirtió en una auténtica amistad. Aunque se atenían estrictamente a los protocolos imperantes entre empleador y empleado, Royce y Platford eran amigos íntimos; de hecho, se puede ver a Royce, 20 años mayor, desempeñando el papel del padre que Platford nunca conoció, y a Platford siendo el hijo que Royce nunca tuvo. Tal era el vínculo que cuando Platford se casó con Minnie Hawkins en 1908, Royce les cedió su propio coche para la luna de miel. En 1925, Royce obsequió a Platford con una fotografía firmada tomada en Elmstead, la casa de Royce en Sussex; un gesto personal de aprecio extremadamente raro por parte de un empleador en aquella época.
Eric Platford murió repentinamente el 20 de noviembre de 1938, poco después de concluir una reunión en el Ministerio del Aire. Sólo tenía 55 años. Su obituario en la revista de la empresa Rolls-Royce The Spanner rindió homenaje a su buen carácter innato y a sus excelentes habilidades técnicas, así como a la lealtad y el respeto que se ganó de todos los que trabajaron con él.
Gracias a sus habilidades de conducción, su experiencia en pruebas y desarrollo y sus logros en las carreras, que marcaron una época, Eric Platford contribuyó más que nadie fuera de las filas de la alta dirección al éxito inicial de Rolls-Royce.