Historias que se repiten

Juan Carlos Salgado Jaramillo

La historia se repite. Y no es el primero, ni será el último. En esta oportunidad el turno le corresponde a Jerónimo Berrío, un joven  bogotano talentoso, inteligente y buena persona. Por eso duele, como tantas historias que he tenido que contar en mis más de tres décadas, en las que padres e hijos se presentan con muchos sueños e ilusiones queriendo abrir las puertas de la máxima categoría del automovilismo mundial, pero en ese proceso se ven enfrentados a muchos inconvenientes y al final el mayor obstáculo termina siendo el económico, pues cuando se convierten pesos a dólares y euros todo se pone cuesta arriba.

La noticia de la no participación de Jerónimo Berrío en lo que resta de la temporada de la F4 Española (dos carreras en el circuito de Ricardo Tormo y las dos últimas en Catalunya) es un golpe fuerte para el automovilismo colombiano, más para la familia Berrío-Mardo, pero especialmente para el deportista, ese muchacho que es consciente de que tiene el talento y las capacidades para estar en la pista junto con sus compañeros, pero que tendrá que seguir de lejos las incidencias de las carreras (al menos por esta temporada), ya no como protagonista, porque en este deporte el dinero cada vez se hace más necesario, pues como siempre lo he afirmado, acá los sentimientos se dejan a un lado y lo material termina por ganar la partida.

Dutch Photo Agency.

Y es ahí cuando mi romanticismo hace que tenga un choque sentimental con una disciplina que me ha dado muchas alegrías profesionales, porque de alguna manera termino por involucrarme en lo que les sucede y me cuesta entender que los equipos no comprendan el daño que le causan a los jóvenes con sus decisiones. Pero reitero, son palabras que nacen del corazón y no de la razón. Por eso, con lo que mis posibilidades lo permiten, trato de aportar algo para que las ilusiones no se queden a mitad de camino y de alguna manera estar dispuesto a dar algo que carece de valor material.

La lista es larga y podrían refundírseme en la memoria muchos nombres e historias. Pero en ella podría nombrar a John Estupiñán, Pablo Bickenbach, Nessim Kassem, Jaime Guerrero, Steven Guerrero (su accidente no le permitió seguir adelante), Diego Guzmán, Andrés Felipe Gómez, Germán Pérez, Carlos Muñoz, Sebastián Saavedra, Carlos Huertas, Juan Diego Piedrahita, Gabby Chaves, ‘Chevy’ Rodríguez, Gustavo Yacamán, Tatiana Calderón, Óscar Andrés Tunjo y Ómar Julián Leal.  Todos, en su momento, tocaron las puertas de quien esto escribe para compartir sus deseos y para pedir una ‘manito’ en la difusión de los mismos. Siempre, y creo que de ello pueden dar fe las personas en mención, los recibí con los brazos abiertos y estuve dispuesto a escucharlos. Claro, eso es entendible, a veces teniendo que soportar las silencios posteriores cuando por alguna razón se han apartado del camino del deporte y ya no les soy útil, pero eso es algo que hace parte de la vida y que he aprendido a asimilar con el paso de los años, aunque confieso que es lo que muchas veces me ha hecho pensar que lo mejor es alejarme y ser un simple espectador.

No obstante, termino por ceder y en parte, ese deseo de dejar una huella fue lo que me impulsó a darle vida a mi libro ‘Crónicas de Velocidad’, pues en él se reúnen muchas de las luchas de un sinnúmero de pilotos que han hecho parte de la historia del automovilismo colombiano, y en algo puede servir para quienes están escribiendo sus primeras líneas en el automovilismo.

Hoy mi corazón está con Jerónimo Berrío, porque tengo la certeza que está pasando por un momento difícil. Pero mi consejo es que no se dé por vencido y que entienda que así como hay días de oscuridad también los hay de una gran luz, que siga luchando por sus sueños, porque este puede ser un alto en el camino que de seguro le servirá para hacerse más fuerte como persona y como ser humano. Y para los padres, que sé que hacen un gran esfuerzo, que sean realistas, que analicen hasta dónde ‘sus bolsillos’ les permite alcanzar cada peldaño en esta escalera costosa y complicada. A los jóvenes nos se les puede poner toda esa responsabilidad sobre sus hombros, pues ellos de seguro dan lo mejor de sí y salen a la pista con el deseo de entregar victorias, pero a veces otras circunstancias,  de un mundo difícil de entender, son las que cuentan.

Y a los patrocinadores, a los que tienen el músculo para apoyar, que fijen su mirada en Jerónimo Berrío, porque él tiene manos talentosas y capacidades para ganarse un espacio en el automovilismo mundial.

 

 

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