Grupo Vardí, soluciones de movilidad y mucho más
Dicen que los hombres pasan y las instituciones quedan y quienes así lo afirman pueden tener razón. Pero sin los primeros las segundas no serían posibles y sin la tenacidad e ingenio de hombres como Octavio Villegas y Martín Vargas Cualla, quizás la historia de la marca japonesa Nissan en el país sería diferente o simplemente el fruto de la gran cosecha, que hoy se ve representada en el Grupo Vardí, no existiría.
Porque ellos se atrevieron a soñar, pero más que eso, convirtieron las ideas en realidad gracias a las acciones. La primera de ellas, el contacto que don Octavio tuvo desde Venezuela con los representantes de la marca de vehículos nipona; y la segunda, la semilla sembrada por don Martín, quien le apostó al proyecto con parte de su capital. Y a ese ímpetu y deseos de salir adelante le sumaron el ingenio y fue así como en 1960, para ser más exactos el jueves 30 de junio, caluroso por cierto, el puerto de Barranquilla se ‘vistió’ de fiesta para recibir el embarque de 130 Nissan Patrol (1.170 dólares valía cada uno), por los que no hubo que desembolsar dinero, sino que se recurrió a una figura comercial, el conocido trueque, que se vio representado en una buena cantidad de sacos de café, recolectado por manos campesinas, con amor y corazón.
Esa fue la génesis de lo que hoy se conoce como Distribuidora Nissan (Dinissan) y la primera piedra para ir construyendo los cimientos que hoy, 65 años después, se ven representados en el Grupo Vardí, un conglomerado de empresas que cuenta con más de 2.800 personas, y que a pesar de las turbulencias le sigue apostando al país, aportando a la movilidad y la productividad desde diferentes campos.
Grupo Vardí es mucho más que ese edificio que luce imponente en Morato, una de las zonas que con el tiempo ha siso tomada por las marcas de vehículos. Y va más allá, porque si bien Dinissan estableció las bases y fue el punto de partida para ampliar el panorama, que tuvo también un paso importante con la importación de los montacargas Datsun Forklift, en los años 60, hoy le permite mostrar diferentes ramificaciones, representadas en concesionarios de otras marcas, como Mazda, Jeep y Suzuki (Autovardí); la importación de modelos de Changan y Chery (Autocom); la venta de vehículos usados (Vardí Vehículos Usados); créditos y financiación (Credinissan); renta de vehículos (Renti Car); la comercialización de la llamada maquinaria amarilla; la venta de seguros y servicios posventa multimarca; inversiones inmobiliarias (Vardí Inversiones); e incluso han dado un paso importante en el apasionante mundo de las bicicletas.
En efecto, Vardí ha entendido que para ser cada día más fuertes se debe tener en cuenta el consejo de las abuelas y no poner todos los huevos en una canasta y que el tema de la movilidad va mucho más allá de los vehículos motorizados. Por eso se dio a la tarea de crear Mellvar, en asociación con el grupo argentino La Emilia, demostrando su visión de futuro y su compromiso con soluciones sostenibles. Es así como Mellvar, especializada en el mundo de las bicicletas, refuerza la premisa central de Vardí de facilitar la movilidad de manera eficiente y responsable, importando la marca de bicicletas españolas Orbea. Y como complemento está CamelBak, una empresa californiana especialista en la hidratación
En resumen, una empresa que ofrece soluciones de movilidad e innovación, una gran generadora de empleo, un grupo sólido que hoy cuenta con presencia en 25 ciudades del país; más de 100 concesionarios y talleres; más de 450 unidades de bicicletas Orbea vendidas; 6.000 artículos de la marca CamelBak; 21 vitrinas para la comercialización de vehículos usados a nivel el nacional, con 25.000 entregas realizadas; y más de 15.900 clientes activos en seguros.
Razones de peso para haber nombrado a Juan Carlos López, un hombre de la casa, como nuevo Chief Marketing Officer, o en términos más sencillos, el encargado de darle un giro en el mercadeo a cada una de las ramificaciones del Grupo Vardí, como lo hizo de manera exitosa con Nissan.
Definitivamente, sí hubo buena semilla…
