Breve historia del Rolls-Royce Silver Cloud 1955
“El Silver Cloud es, sin duda, uno de los automóviles más transformadores e icónicos de la ilustre historia de la marca. Su lanzamiento marcó el comienzo de una nueva era de automóviles Rolls-Royce, en un momento en que la industria estaba cambiando rápidamente. Contar la historia de este increíble modelo y de su extraordinario grupo de propietarios tiene algo de agridulce: fue el último Rolls-Royce que se ofreció como chasis rodante independiente y como automóvil completo, el último que trabajaron los grandes carroceros del siglo XX. Dos de las figuras más importantes de nuestra historia, Ivan Evernden y John Blatchley, estuvieron al frente de su diseño, y el legado perdurable de su innovación e ingenio sigue vivo hoy en Rolls-Royce Motor Cars”, dice Andrew Ball, Director de Relaciones Corporativas y Patrimonio, Rolls-Royce Motor Cars.
En 1955, el mundo del automóvil estaba cambiando rápidamente. El Silver Dawn, lanzado en 1949, fue un éxito rotundo, pero se basaba en principios de diseño concebidos a finales de la década de 1930, un problema del que el equipo de diseño de Rolls-Royce ya era consciente en 1947. Así surgió uno de los modelos más transformadores de la historia de la marca: el Silver Cloud.
En 1940, el Departamento de Estilismo de Rolls-Royce, dirigido por Ivan Evernden, contrató al experimentado diseñador John Blatchley, quien se incorporó a Rolls-Royce procedente del famoso carrocero londinense Gurney Nutting; incapacitado para luchar en la Segunda Guerra Mundial debido a un soplo en el corazón, trabajó en la sede de Aero Design en Hucknall, Nottinghamshire, donde fue responsable del carenado de los motores Merlin utilizados en los aviones de combate Hurricane y Spitfire.
Aunque Rolls-Royce suspendió la producción de automóviles entre 1939 y 1945 para centrarse en la fabricación de motores aeronáuticos, los trabajos de diseño de un nuevo modelo continuaron en un segundo plano. El nuevo equipo lanzó con gran éxito el Silver Dawn en 1949, pero en segundo plano ya se había empezado a trabajar en un nuevo modelo que combinara el estilo modernizado y «New Look» de la época con la elegancia del tradicional diseño conservador británico.
Bajo la atenta mirada de Evernden, Blatchley, nombrado Ingeniero Jefe de Estilo en 1951, concibió ese mismo año un modelo a un cuarto de escala con el nombre en clave de ‘Siam’. Siete prototipos más tarde, nació el Silver Cloud a escala real. El ingenioso diseño de Blatchley de la carrocería a todo lo ancho, junto con la inspirada ubicación de los componentes mecánicos y del chasis, permitió aumentar significativamente el tamaño del habitáculo. Esto a su vez facilitó un diseño de asientos y tapicería más grandioso y lujoso.
No sólo el habitáculo creció en el nuevo modelo; la distancia entre ejes se alargó 7,6 cm (3 pulgadas) -y 10,2 cm (4 pulgadas) más para la versión de 1957 con batalla extendida-, mientras que el motor de 6 cilindros en línea aumentó su cilindrada hasta los 4,9 litros. Pero ni siquiera esta ampliación ocupó todo el vano motor, que se diseñó a propósito aún más grande para albergar algún día un motor V8.
Las mejoras no se detuvieron ahí. Los ingenieros del equipo de diseño, supervisados por Evernden y Blatchley, también hicieron grandes avances en el diseño del chasis, cuya sección de caja soldada mejoró la rigidez torsional en un 46%. Por primera vez se incluyó de serie una caja de cambios automática, a la que siguió una dirección asistida en 1956. El Silver Cloud será siempre recordado como el último automóvil Rolls-Royce que se ofreció como coche completo y como chasis rodante, sobre el que los clientes más exigentes podían encargar carrocerías totalmente personalizadas a carroceros especializados.
Tal era la estima que se tenía por John Blatchley, antiguo Ingeniero Jefe de Estilismo, que se le consultó su opinión sobre el Phantom VII a principios de la década de 2000, cuando la marca planeaba su relanzamiento en la nueva sede de Rolls-Royce en Goodwood. El primer Jefe de Diseño de Rolls-Royce Motor Cars, Ian Cameron, le mostró una serie de conceptos para el nuevo Phantom. Blatchley sólo aprobó uno: el mismo diseño que acabaría convirtiéndose en el Phantom VII.
El éxito del Silver Cloud fue tal que Rolls-Royce produjo dos diseños posteriores que llevaban el mismo nombre; el Silver Cloud II, lanzado en 1959, aprovechaba al máximo el vano motor ampliado con un formidable propulsor V8 de 6,2 litros, que suponía un aumento del 20% en la potencia del motor. Aunque el exterior de esta versión era prácticamente igual al de la anterior, el Silver Cloud III recibió un considerable lavado de cara estético. Lanzado en 1962, el capó rediseñado se inclinaba hacia delante para facilitar una reducción de la altura del radiador de aproximadamente 3,8 cm. Los faros dobles horizontales sustituyeron a los sencillos, mientras que las luces laterales se desplazaron desde la parte superior de la aleta hacia el centro, incorporando una de las grandes innovaciones de seguridad de la época: los intermitentes intermitentes.
En 1965, el Silver Cloud había llegado a su fin y fue sustituido por el Silver Shadow. Las tres iteraciones tuvieron un gran éxito por derecho propio, y el modelo sigue siendo recordado con cariño; un bello ejemplar del Silver Cloud III carrozado constituyó la pieza central de la presencia anual de Rolls-Royce Motor Cars en el mundialmente famoso Goodwood Revival a principios de este año.