“El apellido pesa, pero no es suficiente”: Sebastián Montoya

Sebastián Montoya tiene claro que en el automovilismo los apellidos pesan, pero no son definitivos para abrir las puertas de la Fórmula Uno. Ayudan, pero en muchos casos no resultan suficientes, pues al final lo que cuenta es lo que se haga en la pista: las poles, los podios y las victorias.
Se le siente tranquilo y optimista, pero es consciente de que las oportunidades para llegar a la máxima categoría del automovilismo mundial no son tan fáciles como la gente cree, pues son muchos los factores que inciden para ocupar uno de los codiciados asientos de la llamada ‘Gran Carpa’, la que en 2025 mirará de reojo y como piloto de la Fórmula 2, con el equipo Prema.
“Uno se tiene que ganar las cosas y tratar de ser el más rápido para que se den las oportunidades. Hay pilotos con mucho dinero, que tienen posibilidades de hacer más entrenamientos en las pistas y eso lo entiendo, pero nosotros tratamos de hacer lo mejor con lo que podemos, trabajando más tiempo con los ingenieros y en el simulador. La gente cree que es más fácil porque llevo el apellido Montoya, pero no es así, hay que trabajar muy duro y prepararse para estar entre los mejores. Si bien hay compañeros en la grilla con más posibilidades, esto no debe ser excusa y yo sé que puedo ser más rápido que ellos”, expresó en una rueda de prensa virtual organizada por Claro, uno de sus patrocinadores.
Y complementa su manera de ver las cosas con afirmaciones que tienen sentido: “En la grilla todos estamos en las mismas condiciones, estamos en la misma pista y en un carro. Al final lo que hay que buscar es hacer los mejores tiempos, ser lo más rápido que se pueda y maximizar la velocidad”.
El hijo varón de la familia Montoya-Freydell, ya con 19 años y mucho kilometraje encima, se siente feliz por formar parte de ese grupo de 22 pilotos que están peleando por una silla en la serie en la que un día su padre fue protagonista, con las escuderías Williams y McLaren. Aunque en épocas diferentes y echando a rodar la máquina del tiempo, la F2 actual es como la Fórmula 3.000 en la que su progenitor fue campeón en la temporada 1998, cuando al mismo tiempo era el piloto de pruebas del equipo de Sir. Frank Williams.
Como todo automovilista tiene sueños y reconoce que en su mente rondan muchos pensamientos. “Obviamente, quiero ganar carreras en la Fórmula Uno, en Mónaco, las 500 Millas de Indianápolis y las 24 Horas de Le Mans. Quiero ser un piloto ganador y que sea reconocido como mi papá. El hizo muchas cosas, pero sé que le puedo ganar. Aunque no es fácil, me gustaría ver que a mis 45 años cumplí todas mis metas”.
Al igual que sucedía con su progenitor, es prudente al hablar sobre las expectativas para esta temporada, aunque como él, reconoce que corre para ganar. No obstante, expresa que “hay que ir carrera a carrera, pues es una temporada larga. Pasamos de 20 a 28 carreras y vamos a tener 14 fines de semana en pista, además de competir en trazados que no conozco, como las de Bakú y Catar. Es un campeonato mixto, con pilotos de mucha experiencia y con novatos, con carreras en las que las condiciones pueden cambiar fácilmente. Por eso, en el momento, estoy enfocado en los test y ya luego pensar en la clasificación en Australia, que es donde arranca el campeonato”.
Es consciente de que los resultados en los test celebrados en Abu Dhabi, en el mes de diciembre del año pasado, no fueron los mejores y la razón, como lo expresa, “es que fue un momento complicado porque estaba enfermo y eso se siente, pues los simulacros de carrera son más largos y pasan de 40 minutos a una hora, pero además el carro es más pesado, por lo que se requiere más físico. Se siente el timón más duro y el cuello sufre más. Por eso hay que estar más fuertes y cambiar la mentalidad, pues reitero, se manejan mayores pesos, más potencia y se conduce de manera diferente. Hay que cambiar el chip”.
Bien podría decirse que Sebastián ‘regresa a casa’, pues no hay que olvidar que en el pasado hizo parte de esta escudería, cuando en el año 2020 compitió en la Fórmula Regional Europea y él piensa que eso es un punto a favor “pues conozco al ingeniero, que en esa época trabajó con Charles Lecrerc, quien ya está en F1. Es muy chévere poder volver a casa, donde empecé”.
Reconoce, eso sí, que el año pasado no fue el mejor para esta escudería, “pues el cambio de reglamento hizo que las cosas no fueran fáciles, pero en 2022 y 2023 estuvo peleando el campeonato, con momentos buenos, pero la temporada pasada les costó”.
Sebastián considera que con él y con David Alonso, los deportes a motor están ganando día a día más terreno en el país, y aunque no conoce al colombo-español, piensan que, aunque en especialidades diferentes, están transitando por caminos parecidos. De hecho, él nació en Miami, pero como David, corre bajo la bandera colombiana. “A la gente le está gustando cada día más el mundo de los motores. Vamos como cogidos de la mano, el en Moto2 y yo en F2. No he tenido la fortuna de conocerlo y me gustaría hacerlo y ya le dije a mi papá que quiero ir a una de sus carreras”.
Eso sí, se siente seguro de sus capacidades, y afirma con naturalidad que “Prema me escogió por ser un piloto rápido. Sé que voy por buen camino y me contrataron para trabajar, ser competitivos y ganar”.
Ganar como un día lo hizo su abuelo Pablo, “quien fue el que empezó todo en la familia Montoya. Desde pequeño me ayudaba y lo hizo en especial en las carreras de resistencia en Estados Unidos. Tuvimos la oportunidad de compartir los tres en una de las carreras de Trepadores en Colombia y eso fue muy chévere y especial para mí”, dice emocionado.
Una emoción que se mantiene al límite y con la que piensa enfrentar las jornadas de prueba de pretemporada en Yas Marina, Abu Dhabi y Barcelona, antes de viajar a Australia, donde debutará el 14 de marzo en Melbourne, llevado una vez más el apellido Montoya en las pistas más importantes del mundo.
Por Juan Carlos Salgado Jaramillo
Fotos: Prema