Conducir bajo la lluvia es uno de los factores que incrementa el riesgo de accidentalidad

Cesvi Colombia nos presenta las principales recomendaciones a tener en cuenta al conducir bajo la lluvia o en vías húmedas y de esta forma poder reducir los riesgos de accidentalidad en la vía.

Escenarios como la pérdida de visibilidad, estabilidad y agarre son algunos de los riesgos más representativos al transitar bajo la lluvia o en vías húmedas. Y es que, así como normalmente nos enfrentamos a riesgos viales debido a las características geométricas de la zona de circulación, si a esto le sumamos las condiciones climáticas que, desde leves aumentos en la temperatura, golpes de vientos fuertes y lluvia, pueden alterar la normal conducción y conllevar fácilmente a la ocurrencia de un siniestro en la vía.

Centrando los riesgos de pérdida de control por la lluvia, este factor puede hacer su aparición, cambiando drásticamente las condiciones óptimas de circulación. Aunque la industria automovilística ha tratado de mitigar ciertos riesgos mediante dispositivos que apoyan la labor del conductor (frenos y dirección asistida, sensores, control de estabilidad, control de tracción entre otros) reduciendo notablemente las consecuencias de una equivocación del conductor, considerando el análisis objetivo de la situación, es necesario establecer cuáles son esos riesgos inherentes a la conducción en lluvia o sobre carretera húmeda, estableciendo los planes de acción enfocados a mitigar el riesgo.

Visibilidad

Como elemento de seguridad activa y pasiva, el parabrisas cumple su función permitiendo tener sobre el panorama y la zona de circulación, sin embargo, cuando se presenta la lluvia, las condiciones de visibilidad disminuyen, razón por la cual se realiza mayor énfasis en la reducción de velocidad bajo estas condiciones, de tal forma que el conductor cuente con el tiempo y la distancia suficiente para reaccionar. De forma simultánea puede encontrarse el vidrio empañado internamente razón por la que es bueno contar con un buen sistema de calefacción, que permita orientar corrientes de aire entre el ambiente y el interior del habitáculo de pasajeros.

Para estos casos, el contar con buenas plumillas y velocidad constante de barrido; no hay que olvidar lo importante de ver y ser visto, orientado a la necesidad de la utilización de luces durante la lluvia, aunque se trate de horario diurno.

Hidroplaneo

Otro aspecto a considerar y que aumenta el riesgo durante la conducción, tiene que ver con la pérdida súbita de adherencia de los neumáticos sobre la vía, donde la rueda patina sobre el agua con poco contacto al pavimento, situación conocida como Hidroplaneo o aquaplaning, esta se efectúa al contacto con agua, radicando puntualmente en la generación de una película de fluido entre la banda de rodadura del neumático y la superficie de circulación, situación que se acentúa cuando existen velocidades de circulación altas.

Aunque este fenómeno puede ocurrir en cualquier tipo de vehículo, es necesario considerar cual es el estado que presenta la banda de rodadura del neumático, así como el tipo de labrado, pues existen diseños exclusivos para circulación en piso seco y que generalmente se utilizan para vehículos de competencia, considerando su diseño para un mayor agarre y que por su condición conlleva a una fácil aparición de hidroplaneo, al circular sobre una capa de agua en la zona de circulación.

El labrado del neumático no corresponde con una concepción puramente estética, por el contrario, obedece a una necesidad, considerando la conectividad que debe existir entre surcos para poder migrar el fluido que se encuentre en la circulación, de ahí la presencia de surcos longitudinales, trasversales y/o diagonales que permitan efectuar esta labor.

Otro aspecto por considerar y no menos importante, es la profundidad del labrado del neumático, pues según estudios realizados.

Estudios y análisis de la situación, publicados por Víctor Irureta en su libro Accidentología Vial y Pericia, indican la velocidad mínima para hidroplaneo, con espesores de la capa de agua inferiores a 20 mm, para labrados de profundidad de 1.6 mm y 5.6 mm.

Mostrando un aumento en la posibilidad de presentar este efecto circulando a bajas velocidades, con poca profundidad de labrado.

Presión de inflado

La presión de inflado de los neumáticos es un factor que puede implicar a la ocurrencia de una pérdida de control, puede de igual forma conllevar a un apoyo externo sobre los flancos de la llanta, o si es excesiva sobre la zona central de la banda de rodadura, que se ve reflejado en el área aproximada de apoyo, situación que incorporado a una poca profundidad del labrado puede presentar falta de adherencia, razón por la que es necesario realizar seguimiento buscando que no se encuentre en los extremos de presión indicado por el fabricante, adicionalmente, esta revisión periódica va a ser útil como indicador de desgaste del neumático.

Recomendaciones

Cesvi aconseja a los conductores tener en cuenta las siguientes recomendaciones, para evitar colisiones o perdida de estabilidad durante la conducción:

Realice una revisión de labrado y profundidad de los surcos de los neumáticos, pues está directamente relacionado con la posibilidad de pérdida de control. No olvidar verificar la presión de inflado de los neumáticos.

Mientras mayor sea el desgaste de los neumáticos (menor profundidad del labrado), menor será la eficiencia y por ende mayor la distancia del frenado.

Contar con elementos de seguridad y de limpieza de parabrisas en buenas condiciones, con el ánimo de realizar un barrido rápido y constante del agua que impide tener una visión directa.

Circular alejado del vehículo de mayor tamaño con el ánimo de disminuir la “brisa” que salpica agua, con tierra y demás elementos que coadyuvan a la disminución de la visibilidad.

Hacer uso de la calefacción a tope o preferiblemente aire acondicionado. El aire seco ayudará a mitigar el efecto de la humedad del ambiente impidiendo que se empañe el vidrio panorámico.

Disminuir la velocidad en la conducción, al momento de circular por tramos húmedos, o encharcados, durante cualquier intensidad de lluvia.

No realizar maniobras fuertes en la dirección o frenos, pues considerando la pérdida de adherencia de los neumáticos sobre la vía, puede presentarse fácilmente pérdida de control del vehículo, por derrape y de ser mayor la velocidad hasta terminar en volcamiento.

 

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